Comiendo plástico

by Cris Montes

¿Tienes a mano una tarjeta bancaria? Mírala bien porque equivale a la cantidad de plástico que ingieres en una semana, según el estudio “Naturaleza sin plástico: evaluación de la ingestión humana de plásticos presentes en la naturaleza”, presentado el pasado mes de junio. Elaborado por Dalberg, basado en un estudio solicitado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y realizado por la Universidad de Newcastle, el informe sugiere que estamos consumiendo alrededor de 2.000 pequeñas piezas de plástico cada semana. Lo que equivale a aproximadamente a unos 21 gramos al mes, poco más de 250 gramos al año.

Los microplásticos son minúsculos fragmentos de polímero inferiores a cinco milímetros. Esta definición, acordada bajo el marco de la National Oceanic and Atmospheric Administration de los Estados Unidos, incluye dos tipos de microplásticos: los primarios, es decir, aquellos que se liberan directamente de un producto, como los incluidos en productos cosméticos o microfibras de tejido, por ejemplo. Y los secundarios, que se derivan de la descomposición de un producto, como puede ser la degradación de las botellas de plástico. En ambos casos, esos minúsculos fragmentos de material son considerados como una fuente de contaminación para el medio ambiente ya que se acumulan hasta alcanzar grandes concentraciones en los ecosistemas naturales.

 

 

 

 

 

  

El citado análisis de la Universidad de Newcastle es el primero en combinar información de más de 50 estudios sobre la ingestión de plástico en humanos. Los resultados obtenidos son un importante avance para comprender el impacto de la contaminación por plástico en las personas. Y también confirma, nuevamente, la necesidad urgente de abordar un sistema de gestión del plástico con el fin de no contaminar los ecosistemas. Si no queremos plástico en nuestro organismo, es imprescindible detener las millones de toneladas de este material que continúan filtrándose en la naturaleza.

Los microplásticos están presentes en agua, aire, suelo y alimentos. Y el estudio demuestra una gama amplia de patrones de ingestión. Sin duda, la fuente más grande de ingestión de plástico en todo el mundo es el agua, tanto embotellada como del grifo. Por su parte, de los productos estudiados, aquellos con mayor registro de niveles de plástico son los mariscos, el pescado, los azúcares agregados, el alcohol como la cerveza, y la sal.

 

Los resultados del informe demuestran que el problema de la contaminación por plástico es universal y afecta directamente al ser humano. Y lo peor es que la filtración de plástico en el medio ambiente y en la cadena alimenticia ha tenido hasta ahora una respuesta global inadecuada.

Realmente las cifras son desoladoras y pueden parecer alarmistas pero es que la situación es crítica. Se están encontrando trazas de microplásticos en la lluvia, la nieve, en el fondo de los océanos, en lo alto de las montañas… Prácticamente todo lo que consumimos está envuelto en este material y seguimos empleando estos productos como si eso no tuviera consecuencias, y como podemos ver, las tiene. El único modo efectivo de reducir el consumo humano de microplásticos pasa, indudablemente, por disminuir al máximo la producción y también su uso.
 
Fuente: Informe “Naturaleza sin plástico: evaluación de la ingestión humana de plásticos presentes en la naturaleza.” y Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF)

Imágenes: WWF. Unsplash. Pixabay.


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