Bruselas, los lobbies y Finance Watch

by Equipo Olokuti
En estos esta última semana, leemos y vemos las noticias en todos los medios y nos alarmamos ante las condiciones que imponen el Banco Central Europeo y el Eurogrupo a Chipre por el rescate de sus bancos, y de todas las posibles consecuencias de esta acción en los países que también pasan apuros financieros, como España sin ir más lejos. Nada más nada y nada menos que desde Bruselas piden a Chipre, como parte del pago por el rescate a sus bancos, una quita sobre el dinero de los mismos depositantes, hecho que hunde la confianza de los inversores, esencial para la economía de la Isla y de cualquier otro país, y que además contradice la misma regulación de la Unión Europea, en la cual se garantizan los depósitos superiores a 100.000€…

 

Muchos analistas, podemos leer,  se cuestionan que cómo pude ser que se creen unas normas, unas regulaciones, para luego saltárselas a su conveniencia,  por mucho que quieran vender el discurso de que el caso de Chipre es especial. Dicen que estas medidas son necesarias porque es un paraíso fiscal,  cuando no es más paraíso fiscal que Irlanda o la misma Bélgica. El lavado de dinero es otro de los argumentos utilizados, pero se sabe que en la Isla mediterránea esta ilegalidad no se da mucho más que en otros países europeos como España, Francia o la misma Alemania, tal y como consta en el listado de 64 países del informe del 2012 del Departamento de Estado de EE.UU, el ‘Estrategia Internacional para el Controlde Narcóticos’ (International Narcotics Control Strategy Report , INCSR). Con este discurso, cuando dice que el caso de Chipre es "especial" y que se ha llegado a esta situación por la "codicia" de los chipriotas lavando el dinero a los rusos, no hace más que enmascarar la realidad, y es que se hace cada vez más evidente que el problema no sólo es de Chipre sino que es un problema sistémico de la eurozona.

Entonces, muchos de nosotros, ciudadanos de a pie, que no tenemos más poder que el de ejercer nuestro derecho al voto cada cuatro años, nos preguntamos: ¿qué sucede en Europa? ¿Quién,  para qué y en función de qué se toman las decisiones en la Unión Europa?, que ahora mismo no parece tan unida… Indagamos por Internet y enseguida  se nos hace evidente que lo que sucede en la gran mayoría de los parlamentos democráticos del mundo también sucede en el Parlamento Europeo: los lobbies o grupos de presión ejercen su influencia y condicionan muchas de las decisiones a de los eurodiputados a la hora de legislar. Podemos leer que en Bruselas, alrededor de 1.000 personas trabajan directamente para hacer prevalecer los intereses de los grandes bancos, fondos de inversión, las grandes compañías aseguradoras, las multinacionales, etc. Los eurodiputados  a la hora de legislar y plantear nuevas leyes, lejos de disponer de su criterio y voto como representantes electos de los ciudadanos, se ven acosados por la presión de los lobistas. Ésos mismos que dicen: ‘‘Págueme unos honorarios de 10.000 euros y me encargaré de que su postura se encuentre en el orden del día del Consejo de ministros’, como denuncia Joost Mulder desde Finance Watch. De tal manera ejercen su presión que consiguen se voten unas leyes o unas medidas concretas que favorezcan los intereses de quienes pagan. Estos grupos han alcanzado tal poder de influencia que cualquier grupo de carácter social que intente  promover alguna medida en la favor de la gente, queda a menudo bloqueada y paralizada.

Finance watch

En 2010, a raíz de la crisis mundial desatada un par de años antes y ante el descalabro de bancos como Lehman Brothers, la Unión Europea inició una campaña de nuevas regulaciones financiares, pero el mismo sector, al verse amenazado empezó ejercer más y más presión sobre los eurodiputados creando esta extensa y poderosa red de lobbies de gran poder, de tal forma que tiran y levantan proyectos de ley de acuerdo con sus intereses. Ante esta situación, muchos miembros del parlamento europeo vieron que estas prácticas suponían una grave amenaza a la democracia. Con el lema ‘las finanzas al servicio de la sociedad’ (‘Making finance serve the society’), nació en 2011 una ONG llamada Finance Watch (Vigilantes de las finanzas) dentro del seno del mismo Parlamento Europeo con el objetivo de denunciar y contrarrestar las acciones e influencia de esta red de agentes al servicio de los grandes grupos financieros del mundo.

Su actividad se  parece al de los mismos grupos de presión, pero con fines sociales, pensando en la gente y no en las empresas. Como dice Joost Mulder, ex lobista y actualmente responsable de las relaciones exteriores de Finance Watch,- ‘En realidad, hago el mismo trabajo que antes, pero ahora duermo mejor’.

En Finance Watch vigilan a los lobbies, y establecen una red de apoyo a los eurodiputados y los legisladores que formulan  políticas, publican informes y organizan conferencias, y ayudan a los pequeños grupos independientes a realizar su propio lobby al compartir su experiencia técnica. También, - ¿cómo no? - buscan introducir temas en la agenda legislativa del Parlamento al organizar debates públicos y hacer sugerencias tanto al Parlamento Europeo como en la prensa.

financial markets

Su estrategia no es la de provocar efectos y repercusiones mediáticas, sino más bien llevar a cabo estudios técnicos mediante los cuales ganar credibilidad. Desde la ONG promulgan que ‘nuestras sociedades necesitan al sector financiero, pero no de cualquier forma. Lo que nosotros investigamos y denunciamos son los intereses particulares disfrazados de interés general.’

Finance Watch surgió bajo la iniciativa de dos eurodiputados, el francés Pascal Canfin y el alemán Sven Giegold, que en junio de 2010 emprendieron la iniciativa de hacer un ‘llamamiento a la vigilancia financiera’. En pocos días obtuvieron el apoyo de 22 miembros de la Comisión de Asuntos Económicos de diferentes grupos políticas.  Thierry Philipponnat se sumó a este proyecto para liderarlo. Este hombre, con 20 años de experiencia en banca y en la bolsa cambió en 2006  de bando y empezó a trabajar en la difusión de microcréditos en países pobres y más adelante para Amnístía Interancional. Con su propio dinero, los parlamentarios financiaron sus seis primeros meses de trabajo en los que Philipponnat  hizo una gira por Europa logrando el apoyo de 38 organizaciones, desde Intermón Oxfam hasta la Confederación Europea de Sindicatos. Así, consiguieron reunir un capital de alrededor de medio millón de euros procedentes de fundaciones privadas con el que poder empezar desarrollar su actividad como ONG dentro de Bruselas. De esta manera, la independencia financiera como la política de la  organización queda garantizadas y controladas por un Comité de Transparencia e Independencia, que tiene bajo escrutinio a todos los miembros y a los aporte económicos.

Hoy en día, Finance Watch sigue siendo una pequeña organización entre grupos gigantes de presión que operan en Bruselas pero con el poco tiempo de existencia, estos vigilantes de las finanzas  empiezan a tener presencia. Organizan coloquios, encuentros  y cumbres que con  cada vez más éxito. Por ejemplo, las denuncias de la ONG, acompañadas de un riguroso estudio, sobre la práctica de ‘High Frecuency Trading’ (Negociaciones de alta frecuencia) como una forma muy peligrosa de especulación, especialmente cuando se especula con alimentos. Esto originó en su momento un intenso debate en la prensa internacional.

bandera chipre y eu

Esperemos pues, que si algo bueno pueda salir de la crisis en Chipre es que al menos se haga público de una manera u otra los intereses que se ocultan (como señalaba ayer 20 de marzo el periodista Áristos Mihailídis del periódico chipriota O Phileleftheros) tras tan dramáticas condiciones , calificadas por muchos de chantaje, exigidas por la Eurogrupo y Banco Central Europeo a este pequeño país. Desde luego, esta no es la Europa que queríamos.

Fuentes y más información:

www.finance-watch.org

www.presseurop.eu


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